¡Así se despide a un ídolo!

La despedida de Fernando Torres del Atlético de Madrid fue grandiosa. Modélica. Es para escribir un protocolo de cómo hay que despedir a un ídolo, algo complicado de hacer para todos los clubes, porque todos los ídolos suelen pensar que pueden seguir jugando en su club. Torres también lo piensa. Y cree que podía haber jugado y aportado mucho más de lo que ha aportado en esta segunda etapa en el Atlético. Pero ha antepuesto su amor al Atlético a forzar y crear un conflicto para cumplir su sueño de retirarse en su equipo del alma.

No es cuestión de debatir, ya que Simeone cree que con Torres tiene menos opciones de ganar y Fernando cree que el Cholo no ha sido todo lo justo que debía con él. Y el debate se acaba con que Simeone es el que manda y el que decide. Y punto. Diego y Fernando se lo dijeron a la cara el mismo día que el entrenador dijo que no haría el mismo esfuerzo por retener al Niño que por retener a Griezmann. Ese día Torres decidió que tenía que irse, pero no a China en unas horas que terminaba el mercado, sino a final de temporada para lograr su sueño de ir a Neptuno con el Atlético. Y le salió bien quedarse. Y fue un acierto anunciar con tiempo que se marchaba.

Por esos pasos bien dados y por la orden e implicación personal de Miguel Ángel Gil Marín, respaldado por Enrique Cerezo, y el buen hacer de Alique y Fariza, consensuado todo con la gente de Torres, salió perfecta la despedida de El Niño de su Atleti. Enhorabuena Atleti, ¡así se despide a un ídolo! Y encima, como en la despedida del Calderón, macó dos golitos. El Niño ya es leyenda. Torres es un mito.