A veces se nos olvida, amarillos
Son tan graves los problemas que fustigan a Las Palmas, que el descenso podría hasta ser el menor de ellos. Porque bajar o subir de categoría es algo intrínseco en fútbol, y más en un club ascensor como este, tan difícil, ascender a Primera como permanecer en ella, casi más lo primero. O sin el casi, elija usted. La cicatriz de bajar dura poco, tanto como tardes en ilusionar a tu gente. Pero si esta te da la espalda, tan maltratada como se siente con toda la razón del mundo, la herida se abre aún más. Aunque no quieras verlo, aunque quieras comprar el silencio. Ocurrencia va, ocurrencia viene. De nuevo, cuando vienen mal dadas. ¿Qué ocurre cuando el viento sopla a favor? Pues eso.
De abono gratis para el próximo curso, nada. Se ha estado pagando durante las tres últimas temporadas. Tras el bochorno de ver un Estadio de Gran Canaria tan vacío, como así lució hace dos semanas el coloso de Siete Palmas, llega el momento de regalar entradas. Como si este fuera el momento, con el grueso de la masa social metida como siempre pero más fuera que nunca. Pobre espectáculo verá la chavalería. Improvisando, llegó un descenso de cajón. Por cierto, tan amarillo es el que va, como el que no lo hace. Que a veces se nos olvida.