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El pasillo de Ramos a Iniesta

Fue un Clásico bronco que se cerró con un broche de oro que le hubiera provocado urticaria a Mourinho: el posado de Sergio Ramos, capitán del Madrid, con la camiseta azulgrana que le dedicó el capità del Barça, Iniesta. Un gesto bello que resume la admiración que se profesan. Un detalle que condensa lo mejor de un pasillo y evita el riesgo de esa tradición, que podría derivar en choteo del perdedor en vez de en halago del campeón. Pero en la foto de Sergio Ramos, con el escudo del Madrid en el pecho y la camiseta del Barça en la mano, no hay atisbo de burla. Todo lo contrario. Es una foto que emana respeto entre dos grandes campeones del mundo. Un foto que une a La Roja a 37 días del arranque de la Selección en el Mundial, la competición que juntará a Iniesta y Ramos en el equipo de todos.

La Tormenta de Clásicos dejó heridas profundas en La Roja. Del Bosque recuerda esa etapa como el momento crítico de su exitoso paso por la Selección. Sólo una llamada de Casillas a Xavi y una reunión entre ambos cicatrizó esas llagas. Xavi y Casillas son premio Príncipe de Asturias. Lo merecen tanto como han merecido el Balón de Oro. Pero aún más por su valentía esa mañana en Las Rozas, cuando decidieron poner fin a la bronca para recuperar el espíritu que llevó a España al culmen en Sudáfrica. Ahora, con otro Mundial en puertas, el detalle de Iniesta y la foto de Ramos sirven al mismo propósito. Es un aviso a navegantes. La Selección es otra vez una piña. Ha quedado claro con una sola foto. El orgullo de Ramos sujetando la camiseta de Iniesta es el pasillo total, el mejor. El definitivo.