El Espanyol recupera su salud
La tierra. Lejos de la púrpura del fútbol profesional y de ese aura que acompaña habitualmente a los entrenadores que han sido futbolistas de éxito, existen otros de perfil más bajo, que han labrado sus carreras en campos de tierra, sin tecnología y de forma artesana, que discuten también del juego y lo conocen, que son capaces de cambiarle la cara a un equipo como el Espanyol que estaba enfermo y ahora recupera su salud en LaLiga. Si Quique fue el artífice del éxito de su octava posición el primer año y el causante del fracaso de este curso, hay que poner también en su sitio a David Gallego, que recuperó la suerte ante el Girona (0-2) y ayer convirtió al Espanyol en el primer equipo en ganar en el Metropolitano de una forma además brillante (0-2).
Al compás de... Una brillantez que no solo se explica en el resultado, pues no es nada nuevo que el Espanyol gane a un grande y menos en este 2018, sino en el cómo. El equipo perico demostró que sabe jugar, capaz de darle amplitud al campo, sacar el balón limpio desde atrás, combinar al compás de Darder y Gerard, y aprovechar los mejores contextos de sus jugadores. Bien es cierto la relajación del Atlético, un equipo sin la sangre habitual de los de Simeone, pero no hay que quitarle méritos a los blanquiazules, autores de romper la racha colchonera en su estadio, donde solamente había recibido cuatro goles y aún no había caído en LaLiga.
Teléfono rojo. Gallego, con su camisa blanca ya característica, vivió el partido con tanta intensidad que el árbitro lo expulso al descanso. Tuvo que ver la segunda parte desde el palco, junto al director general deportivo, Óscar Perarnau, y Raúl Tamudo. Móvil en mano, se comunicó con el coordinador de los servicios médicos, Manolo González, para darle las órdenes al joven Toni Clavero, quien asumió el mando. El Espanyol no perdió la cara: resistió los centros atléticos, creó ocasiones y anotó los dos goles, movió el balón con criterio y paciencia, avanzando y encontrando profundidad... Interpretando cada acción, implicados a los jugadores.
La columna. Y todos ellos cumplieron, desde Javi López a Dídac Vilà, pasando por el gol de Leo Baptistao y el trabajo de Víctor Sánchez. Pero queda clara la columna vertebral del equipo, que al margen de un Pau López que se va al Betis está la forman David López (maravillosos sus cambios de orientación y pases filtrados entre líneas), Sergi Darder (quien le aportó mucho criterio al juego) y Gerard, cuya influencia en el juego es determinante (participó en los goles ayudando en las transiciones), remató al palo y le dio una asistencia a Baptistao que erró.
El futuro. Un final de curso que demuestra que la plantilla no tenía tantas limitaciones y que acertar con el técnico para el próximo curso es ideal. No hace falta púrpura ni aura, sino su pasión y sapiencia.