Calleja encuentra la salida
Hace unas jornadas, concretamente cuatro, el Villarreal perdía en casa con el Athletic Club. Lo hacía en uno de los partidos más malos que se le recuerdan a los de Calleja en este campeonato, que se sumaba además a el descalabro de Málaga. Aquella noche la sensación era que el equipo amarillo se apuntaba a una recta final de susto o muerte, con muy poca pinta de acabar con buena cara y celebrando. El equipo estaba pedido, vulnerable y con pocas ideas, lo que le hacía ser un equipo en caída libre. Esa semana los jugadores hablaron de compromiso y pelea, de dar la cara y de revertir esa dinámica. Las sensaciones eran que el equipo había perdido fuelle y que este año no daría para Europa, por todo lo sucedido. Pero la semana siguiente el técnico cambiaba el sistema, recuperaba el doble pivote, apostaba por la velocidad en las bandas, le daba a Bacca campo para correr y juntaba líneas.
Esa forma de jugar hizo que los jugadores recuperaran confianza, pero sobre todo hizo que el equipo se sintiera cómodo en el campo. Un cambio que tiene mérito, tanto por los jugadores como por el técnico. Los jugadores por tener ese pundonor y esas ganas de seguir peleando, cuando era fácil bajar los brazos. Y por parte del técnico, que podía haber seguido con su idea, pero supo ver y analizar que era mejor en un momento de dificultad máxima. Calleja ha tenido un año movidito, más si se piensa que es novato en esto de los banquillos de nivel. Y en el peor momento ha sabido reaccionar, ha sabido escuchar a sus jugadores y ha entendido que era lo mejor en ese instante. Así que en el momento del susto o muerte, Calleja fue capaz de ver la salida a un laberinto que pintaba tan "chungo" como el de la película de "resplandor".
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