Ramos estuvo imperial
Eliminatoria a tumba abierta la vivida entre dos colosos europeos como Real Madrid y Bayern de Múnich. Ya la ida, en el Allianz Arena, fue un choque absolutamente abierto, con los alemanes muy volcados sobre la portería de Keylor y los de Zidane buscando contras letales. En el Santiago Bernabéu vimos un partido totalmente loco. Parecía que los dos equipos estaban únicamente interesados en atacar y muy poco preocupados en contrarrestar las embestidas de los rivales. Se sucedían con facilidad las situaciones de área en ambas porterías y era imposible predecir quién iba a conseguir el siguiente gol. Los centrales madridistas estuvieron a un nivel espectacular, tuvieron que solucionar infinidad de situaciones con muchísimo riesgo. Quiero destacar de nuevo el rendimiento de Sergio Ramos en los días de verdad. El capitán se crece y de qué manera en este tipo de partidos. No sé la cantidad de balones de cabeza que pudo sacar ante los centros laterales de los futbolistas bávaros, supo mantener controlado a un pedazo de delantero como el polaco Robert Lewandowski, que no estuvo en su mejor versión gracias al magnífico trabajo realizado por los defensores blancos.
Ramos representa sobre el césped los valores del madridismo, es un competidor nato, transmite ese gen ganador que siempre ha acompañado al Real Madrid a lo largo de su exitosa historia y es un luchador incansable. Su leyenda se agiganta a la vez que la del Madrid de Zidane, que alcanza su tercera final de Champions League consecutiva. Un hito absolutamente increíble.