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Gran actitud la que tuvo Gareth Bale contra el Leganés. Ya sabemos que seguramente no atraviesa por un buen momento anímico desde que ha perdido protagonismo en el once inicial del equipo, pero cuando tiene minutos está haciendo bien su trabajo. Su trabajo es ponérselo difícil al técnico, un Zidane que ahora está apostando por otros compañeros que están teniendo un excelente rendimiento. Vimos a un Bale enchufado, generoso en el esfuerzo y con ganas de demostrar que todavía puede y debe ser útil al Real Madrid en lo que resta de curso futbolístico. Cuando un jugador de este nivel está mentalmente convencido de volver a ganarse un puesto, de trabajar más, de tener más regularidad y de ser protagonista, tarde o temprano suele llegar la recompensa. Las lesiones y su irregularidad nos han impedido ver la explosión total de Bale como jugador en el Real Madrid. Siempre he tenido la sensación de que su tremendo potencial está llamado a ocupar un puesto de honor en el panorama futbolístico mundial y en ocasiones, con sus picos más altos de brillantez, parecía que así iba a ser. El día que consiga darle continuidad a esos picos altos y ser un jugador más constante podrá dar ese salto definitivo. Lo que sí es cierto es que parece que no se resigna a su situación y que quiere darle vuelta con trabajo. Está en la dirección correcta.