ROBERTO RAMAJO

La fe txuri-urdin viene de Orio

Para ganar un Derbi vasco, lo primero es creérselo

Roberto Ramajo
Nacido en Irún en 1981. Entró en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa del Diario AS. Desde entonces cubre la información de la Real Sociedad. En 2006 entra en Radio Irún y se encarga de los deportes de la comarca del Bidasoa. En 2020 es nombrado Jefe de Deportes de la Cadena SER en Gipuzkoa.
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Para ganar un Derbi vasco, lo primero es creérselo. Y a partir de ahí vivirlo con pasión. Y después ya viene todo lo demás, que suele ser bueno si se cumplen esas premisas. “Trabajo, pasión, actitud, ilusión, compromiso”. Son las palabras que les repite Imanol Alguacil a sus jugadores antes de cada partido. Se lo graba a fuego. Y eso se nota en los partidos, más en un Derbi vasco. 

La Real Sociedad renació contra el Athletic, después del traspiés inexplicable en La Rosaleda. Podemos discutir que su renacimiento viene ayudado por los goles en propia puerta de Mikel San José, pero es innegable que los txuri-urdin han sido mejores en el derbi y lo han jugado más convencidos de llevarse tres puntos. Es la fe que viene de Orio, la de un entrenador humilde que prefiere bendecir la llegada de Unai Emery a San Sebastián antes de postularse como técnico del primer equipo para la próxima temporada. Y en el camino tiene la firme intención de luchar por Europa. Porque estando a dos puntos del Sevilla y jugando en Sevilla el viernes, habrá que ir a por ello, ¿no les parece? 

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El Derbi vasco no sirve para compensar todo el desastre previo de la temporada más ilusionante y cara en la historia de la Real, pero sí para que los aficionados tengan un premio, que no es para nada pequeño, a su fidelidad. Y oigan, a nadie le amarga un dulce. Sobre todo si es de la talla de éste, por el cómo, porque la Real ganó alAthletic siendo mejor, y eso también es importante. Alguacil firma unos números que dan miedo (cuatro victorias, un empate y una derrota en seis partidos), y Oyarzabal (11 goles) y Januzaj llegan enchufados al final, con hambre de cambiar el signo del año. Y eso permite ser optimistas. Al menos durante unas horas. Y terminó aplaudiendo a Rubén Pardo, que fue al vestuario del Athletic a interesarse por Mikel Rico, por la dura entrada por la que fue expulsado, y también al vestuario del árbitro para reconocer que la roja era justa, pero que no tuvo intención de hacer daño al rival. Un 10 para el riojano. Lástima que se pierda el partido del Pizjuan.

 

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