Ceballos, todocampista en duda en el Real Madrid

Los secundarios. Los secundarios. El estado de felicidad del Madrid ante la nueva ocasión que se le presenta en la Champions ha aparcado la limitada contribución de la segunda unidad, conformada por jóvenes de un futuro prometedor pero cuyo presente exterioriza dudas razonables. Ante el Leganés debería ser una oportunidad general de desquite. Es el caso de Ceballos, que no ha gozado de la confianza de Zidane. Apenas ha contado con 739 minutos y sólo ha sido titular en siete partidos (cinco de Copa y contra Alavés y Eibar en LaLiga). Parece que a Zidane nunca le ha encajado en ninguna posición. Ceballos se ha movido como interior a ambos lados en el 4-3-3 y también en el doble pivote o como falso hombre de banda en el 4-2-3-1. Empezó con un rol parecido al que tenía en el Betis y sus funciones se fueron limitando de forma paulatina.

Creador de inicio. Lo que se pudo advertir al principio de temporada es que Zidane había reservado a Ceballos un papel parecido al de Kroos. El jugador sevillano acostumbraba a partir desde el perfil izquierdo del mediocampo y se arrojaba para sí las tareas de ser una referencia vigente en la salida. Así sucedió en el encuentro contra el Eibar (29 pases en campo propio) en el que no estaba Kroos. También asumió esta responsabilidad contra el Fuenlabrada en la Copa. En Vitoria, su gran tarde como madridista al firmar dos goles como llegador, jugó a partir de Isco. Si el malagueño bajaba a recibir, Ceballos avanzaba para ofrecer una altura diferente. En caso de que Isco esperara en terreno rival, él iniciaba la construcción. No desentonó en ese cometido al que nunca volvió del todo.

Falso jugador de banda. Su comienzo creativo derivó en nuevas ocupaciones en los siguientes partidos que disfrutó. Zidane le alejó de la generación de juego y le emplazó a desequilibrar en zona intermedias partiendo de cualquiera de las bandas, casi siempre de la izquierda. Siempre con libertad en fase de posesión, condición en todo sistema de Zidane, Ceballos se perdía a veces entre líneas y quedaba arrinconado a los costados, obligado a jugar a veces de espaldas a la portería. Ese fue su problema contra el Leganés en Butarque, en la ida copera, donde perdió 15 balones. Se acostó en la derecha. Esta restricción posicional resulta un paso atrás en su carrera. En el Betis se inició como mediapunta y se fue reconvirtiendo en un jugador de amplio recorrido, un todocampista de alcance. Al margen de su técnica, el motor físico de Ceballos es posiblemente su otra gran virtud.

Dinámico. Ceballos ya ha demostrado en el Madrid su capacidad para abarcar todo el terreno de juego. Su mapa de calor frente al Eibar en un ejemplo evidente (ver imagen de la izquierda). Muy similar es la zona de influencia que tuvo en ante el Alavés, duelo en el que se sacrificó en el quite (ocho recuperaciones). No se evade de sus obligaciones defensivas. Pese a ello, no ha tenido el protagonismo que se esperaba. El principal problema para Ceballos reside en la extraordinaria competencia que tiene, una dificultad que ya conocía. Es un cromo muy parecido a Modric o Kovacic y a Zidane parece no haberle convencido en el lugar de Kroos. Su condición de todocampista en el Madrid está bajo sospecha, al menos en el presente más inmediato. A Ceballos le queda encontrar su sitio.