El Depor empieza a despedirse
Llegaba el Deportivo a Butarque para jugar su enésima final sin margen de error. Presionado por la victoria agónica del Levante, presionado por el empate ante el Sevilla, presionado por su nefasta temporada. Y sale del estadio del Leganés con un insuficiente punto que pudo ser ninguno si el colegiado ve la mano de Albentosa en el tramo final. Y eso, no llega para nada. Bueno, para que las matemáticas alarguen lo que ya parece una muerte anunciada. Son seis puntos con los granotas, siete si se tiene en cuenta el golaverage. Y lo mismo alguno más, ya que los levantinos deben jugar todavía este lunes en San Mamés. Las cuentas son casi imposibles porque tras el pírrico empate ante los pepineros llegará el Barcelona, el derbi de Balaídos, el Villarreal y el Valencia. Mucha cuesta para un motor gripado.
Guste o no guste, el Depor empieza a despedirse de Primera, y el cómo hacerlo es importante. Ayer tuvo el partido en el inicio, en dos ocasiones de Lucas, tan hábil para generarlas como negado a la hora de resolverlas. Un buen primer tiempo y uno segundo decepcionante. No hubo mordiente ni ocasiones y de nuevo se vio cuantas tardes se perdieron por camino con Çolak en el banquillo. Un equipo agotado e incapaz de generar peligro cuando se jugaba la vida. Un Seedorf que difícilmente acierta con los cambios para variar un partido. Pero un equipo entregado y que lleva cuatro partidos sin perder. Unos jugadores que saludaron a su desolada afición al terminar el duelo. Decir adiós a Primera con orgullo, entrega y dignidad es importante porque gran parte del futuro pasa por la unión del presente.