Esperando a LeBron James

La NBA entra en ebullición. Empiezan los playoffs, en los que se espera mucho del malabarista de los Rockets James Harden, más que probable MVP de la temporada; y de los maravillosos Warriors, que pelean por su tercer anillo en cuatro años a pesar de cierta marejada interna con la lesión de Curry y las críticas de Steve Kerr en la última semana. Pero el rey de la NBA se llama LeBron James, que persigue su octava final consecutiva, la novena de su carrera. Es cierto que sólo ha ganado tres, pero él tiene poco de perdedor. Viene de batir dos récords estratosféricos este curso: el de 866 partidos metiendo diez o más puntos que tenía el más grande, Michael Jordan. También es el primer jugador de la historia que alcanza los 30.000 puntos, 8.000 rebotes y 8.000 asistencias.

Con Marc y los Hernangómez ya de vacaciones, juegan seis españoles. Hay expectación por ver a Ricky en sus primeros playoffs. Su año de estreno en Utah ha sido convincente. Pau Gasol ya ha jugado doce, con dos anillos. Su participación, camino de los 38 años, ha descendido. Su placer por el juego, no. Ibaka aspira a todo con los Raptors y a Mirotic le ha cambiado la vida en los Pelicans. Abrines, que durante el año se ha pensado volver a Europa, hará de escudero de Westbrook y Paul George. Incombustible (37 años), Calderón forma parte de la guardia real de LeBron. Su discurso en la final de 2016 es leyenda. “Dejé mi corazón, mi sangre, mi sudor y mis lágrimas. ¡Cleveland, esto es para ti!”. Nacido en Ohio, llevó a su tierra el primer anillo de su historia. De él se puede esperar todo.