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Jesús Vallejo debutará en la Champions contra la Juventus. En unos cuartos de final, ante un Bernabéu abarrotado. Con sólo 21 años y en una posición tan comprometida como la de defensa central, lo fácil sería dudar sobre si está listo para soportar tanta presión. Los aficionados del Madrid pueden estar tranquilos: está sobradamente preparado. La edad que marca su carné de identidad es sólo una cifra que poco tiene que ver con su preparación mental para encarar los grandes encuentros, un factor cada vez más decisivo en el fútbol moderno donde cada detalle en este tipo de partidos es analizado al día siguiente en todos los medios de comunicación.

No es casualidad que fuera el capitán más joven de la historia de un club como el Zaragoza (con sólo 18 años). Ante aquella enorme responsabilidad demostró la mezcla que le convierte en uno de los defensas jóvenes más prometedores de nuestro fútbol: confianza y humildad. Confianza al sentirse capacitado para asumir una tarea tan exigente y humildad para no querer ofender a los más veteranos de la plantilla. Jesús, consciente de que aquella decisión podía sentar mal a ciertos jugadores, se reunió con los dirigentes del club maño y les comunicó que para él era un orgullo lucir aquel brazalete pero que lo más importante era el buen ambiente dentro de la caseta: si aquello iba a suponer crear una atmósfera rara, no tenía problema en renunciar a aquel privilegio. En el Zaragoza le reiteraron la firmeza de la decisión tomada y ese gesto le fortaleció aún más entre sus compañeros. Con sólo 18 años y el dorsal ‘31’ a la espalda, lucía el brazalete de un equipo histórico con la jerarquía de un veterano. Nadie se atrevió a cuestionar una autoridad que demostraba en cada partido sobre el césped de La Romareda.

En su cesión en el Eintracht, demostró nuevamente su fuerza mental. Pero antes de su calidad, sorprendió su educación. Al llegar por primera vez a la sala de prensa, Vallejo saludó uno por uno a todos los periodistas que cubrían la información del equipo. Lo mismo hacía cada día con todos los empleados del club, desde el utillero hasta el encargado de seguridad de la entrada. En una competición donde los jóvenes extranjeros suelen tener un primer año para adaptarse a un fútbol tan físico y apenas gozan de minutos, Jesús sólo necesitó dos partidos para convertirse en titular indiscutible. Y apenas dos meses para dar su primera entrevista en alemán, un idioma que nunca había estudiado antes de llegar a Frankfurt. Una nueva prueba de su compromiso y profesionalidad.

Con estos precedentes, el duelo contra la Juve es sólo un escalón natural más. Una prueba que llega como otro paso normal en su brillante carrera. También era muy joven cuando jugó un playoff de ascenso como capitán del Zaragoza o cuando marcó a Aubameyang en el Olímpico de Berlín ante 74.322 espectadores en una final de Copa. Aquellos exámenes los pasó con nota, igual que ocurrirá este miércoles en el Bernabéu. Porque esa mezcla de talento, profesionalidad y fuerza mental es toda una garantía de éxito. Vallejo no nació ayer: lleva años preparándose para una oportunidad como esta.