Un equipo contagiado por el virus del fútbol

Dulce derrota. El Espanyol perdió como casi siempre lejos de Cornellà-El Prat en su insulsa temporada, pero en esta ocasión la derrota se puede escribir en minúscula. El equipo perico acabó encerrando a un Valencia que se colocó tercero de LaLiga, dispuso de muchas ocasiones de gol durante el partido y apostó por un juego mucho más asociativo y menos rácano, desde la alineación hasta los cambios, como si el cuerpo técnico y la plantilla se hubiesen contagiado del virus del fútbol. Fue un Espanyol lógico y bien plantado, atractivo pero sin punch. Una cara desconocida hasta ahora.

El juego. Con Quique en casa aquejado de otro tipo de virus, el once del Espanyol sorprendió aunque el técnico había trabajado algo similar durante la semana. Los entrenadores suelen decir que el fútbol, al final, es de los jugadores, y son ellos los que se encargan de asociarse. Una verdad tan transparente como la de que son los entrenadores quienes marcan las pautas y el estilo, dan libertad o coartan a los jugadores. Y el Espanyol de anoche jugó sin esto último. Con Melendo y Hermoso, sacando el balón jugado desde atrás o yegando hasta cuatro jugadores al remate la casa del Espanyol ni mucho menos se vino abajo.

Al alza. A los 20 segundos, Hermoso filtró un balón a Gerard, que marcó en un fuera de juego que no vería ni un águila. El central sale así de su ostracismo cuajando un gran partido, sobre todo con ese criterio en la salida de balón que tanto ayuda a que el juego mejore. Más arropado estuvo Darder y Melendo demostró, con sus intermitencias, que suma siempre mucho más de lo que resta.

La primavera. Lo cierto es que esta semana se podía resumir en lo que pudo ser y no fue. Es obvio que una flor no hace la primavera, pero el Espanyol demostró anoche que podía haber dado otra cara este curso, que había jugadores para ello y trabajo detrás. Quizás la falta de tensión con la que se ha llegado a esta parte del campeonato ayuda, pero ayer el Espanyol tuvo más posesión y remató más que el Valencia. Ojo.

El recuerdo. Fue curiosa la imagen. Juan Carlos Oliva llamando a Quique por teléfono, mientras que Antonio Diaz dirigiendo el encuentro desde el banquillo. Buena labor. Probablemente un gran recuerdo para ellos y para el hincha.