"Jugamos como nunca..."
Di Stéfano, que une Valencia y Espanyol porque ocupó el banquillo del primero, jugó en el segundo y además fue padrino de Quique, dejó en el imaginario colectivo anécdotas y frases célebres. Una de ellas, “jugamos como nunca y perdimos como siempre”, es tremendamente aplicable al bagaje de la escuadra perica ante los chés. Tanto hace una vuelta, en Cornellà, como esta vez en Mestalla, ofrecieron los blanquiazules dos de sus actuaciones más brillantes de la temporada. Pero el resultado, en ambos casos, fue el mismo: la derrota. Evidentemente, en ello cuenta mucho el enorme talento del Valencia, de Kondogbia a Rodrigo pasando por Guedes, tormentos para un acertadísimo Pau. La tercera plaza que alcanzan los de Marcelino no es ninguna casualidad.
El Espanyol, por su parte, evidenció que hay derrotas y derrotas. Y que incluso puede dejar mejor sabor de boca este 1-0 que el empate ante el Alavés. Y eso que la alineación deparaba dudas, con cinco cambios, el retorno de Hermoso, Dídac en lugar de Aarón, sin un segundo punta real... Y Melendo. El menudo canterano, que ya revolucionó el anterior choque, fue esta vez de la partida y, junto al omnipresente Gerard (¡ay, ese gol anulado a los 20 segundos!), lideró el ataque moviéndose entre líneas, con desparpajo. Eso es precisamente lo que más le ha faltado al Espanyol esta temporada. Alegría. Quizá es tarde, pero al menos que sirva de barbecho.