Después de empatar en Riazor con Las Palmas y sumar 14 partidos sin ganar, la afición del Depor se vio casi en Segunda. Pero la cercanía de un partido siempre levanta la fe. Unos ven posible la victoria porque hoy es Domingo de Resurrección, o sea que ni al pelo. Otros porque Seedorf está de cumpleaños, y qué mejor regalo. Algunos porque se juega en el Wanda y no el Calderón, donde no se ganó en el siglo XXI. La suerte tiene que cambiar o algún día será son otras de las reflexiones que animan al optimismo.

Los argumentos no son nada futbolísticos ni muy sólidos, y de eso tiene la culpa el equipo. De hecho, la principal baza a jugar parte del rival y no del propio Depor. El Atlético tiene una auténtica plaga de lesiones a las que se unen las sanciones de Griezmann y Vitolo, habituales verdugos de los coruñeses. Costa será suplente. LaLiga voló y el punto de mira está en el jueves, en el Sporting de Portugal. Y si me apuran en el domingo, en el Bernabéu. ¿Y el Deportivo? Pues que los jugadores que todos tenemos en el imaginario aparezcan, porque no hay casi noticias de ellos. Que el planteamiento de Seedorf no reste y que el ahora o nunca que es este partido para los blanquiazules despierte al fin a un equipo anestesiado por la mediocridad.