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Zidane, haz 'coaching' con Isco

Todos los jugadores, por muy altos, guapos, fuertes, ricos o con una aparente confianza en sí mismos que tengan, son inseguros. La inseguridad forma parte de la condición humana y, por tanto, de la condición de futbolista. Que afecte en mayor o menor medida depende de la fortaleza mental y de la confianza (propia y ajena), que a fin de cuentas es el gran motor de la conducta. Y si esa confianza se quiebra, el motor se gripa. Esa es la clave, según confesó Isco tras marcar un hat-trick con España frente a Argentina, de esa dicotomía entre el jugador explosivo con La Roja y el que vive en una montaña rusa en el Madrid:En la Selección tengo la confianza del míster y en el Madrid quizás no me la he ganado. Cuando no tienes protagonismo en tu equipo, la Selección me da la vida…”.

Hubo quien criticó a Isco después de sincerarse así en los micrófonos de Telecinco echando mano de los números. Que si no era el momento para provocar un terremoto en el Real Madrid, que si Isco es uno de los que más partidos ha jugado en la era Zidane, que si no había tenido autocrítica, que si… Puede ser que las declaraciones del malagueño, en un ataque de sinceridad después de hacer una de las mayores exhibiciones en su carrera, hayan molestado a algún miembro de la planta noble (y técnica) del Bernabéu, pero no dejaron de constatar una realidad. La estadística dice que esta temporada es el segundo jugador más utilizado por Zidane (40 partidos, sólo superado por los 41 de Lucas Vázquez), pero lo cierto es que al de Arroyo de la Miel le cuesta mucho más que a otros entrar en un once y mantenerse. Por ejemplo, esta campaña, tras un inicio fascinante, Zidane le sentó en el banquillo en aquel Clásico del 23 de diciembre que el Madrid acabó perdiendo 0-3 (jugó Kovacic). Además, ha sido sustituido hasta en 23 ocasiones… La temporada pasada, formó parte de ese plan B que fue clave en la Liga, con actuaciones brillantes. Pero en cambio tuvo que ver cómo futbolistas como Benzema jugaban independientemente de su estado físico (ni los cinco kilos de sobrepeso con los que llegó a jugar le sacaron del once) y goleador. Sólo se instaló en el plan A con la lesión de Bale. Esta falta de continuidad irremediablemente afecta al ánimo. Y más a un jugador como Isco, que necesita tal vez más que otros sentirse importante.

Por eso la Selección es el Edén para el malagueño. Lopetegui proclama en público su confianza en Isco (“Es un jugador que me apasiona”) y lo demuestra con hechos. En el inicio de la 2016-17, con sólo 57 minutos jugados hasta octubre en el Madrid y cuando sus índices de confianza estaban en reserva, no dudó en convocarle. Es un fijo para él. El jugador se siente otro, se ofrece, lo intenta, si falla lo vuelve a intentar sin sentir que puede costarle el puesto en el partido siguiente… Y esto tiene resultados: en sus últimos ocho encuentros con La Roja, ha marcado siete goles y ha dado dos asistencias. Cada día, en cada ámbito de la vida, el aspecto psicológico es tan vital como el talento. Hay ejemplos de equipos o jugadores que triunfan por encima de otros mejor dotados sólo porque creen más en sí mismos. “Tal vez no me lo he sabido ganar”, reconocía Isco. No defiendo que en el Madrid juegue por decreto, obviamente, sino que parta con las mismas condiciones que muchos de sus compañeros. Ahora, tras brillar con España, el malagueño regresa a Valdebebas igual de alto, guapo y fuerte, pero menos inseguro. Zidane debe aprovecharlo. Ser 'coach' pero también hacer 'coaching' con él: trabajar su mente, alimentar su autoestima y subirle a un tren que tiene como destino marcado la final de la Champions de Kiev.