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Tercer tiempo

Narradores de fútbol

Adoro la radio y amo el fútbol. Respeto la narración del fútbol en televisión, donde hay leyendas de la velocidad de contar. Pero la radio está en mi alma. El sábado escuché la narración más entusiasta de un gol que recuerde. La hizo Pedro Morata en Carrusel, sobre las cuatro y media de la tarde y estará registrada en mis oídos mucho tiempo, como los goles de Kubala y de Puskas narrados por Matías Prats o por Miguel Ángel Valdivieso. Ya ese gol marcado por Rodrigo Moreno Molina es de Morata, no de Rodrigo. Y Pedro no se quedó, en el ¡¡¡¡¡gooool!!!! de incontables interjecciones. Fue más allá: entronizó al futbolista.

Himno a la alegría

Fue tan feliz cantando ese gol Morata que, como solía hacer don Matías en las grandes ocasiones, al delantero le adjudicó los dos apellidos. Rodrigo Moreno Molina. Y tras esa narración que parecía el himno a la alegría cantado por Miguel Ríos, Morata fue pródigo en explicaciones: “¡Estoy disfrutando, me lo estoy pasando muy bien!” El Valencia estaba arrollando al Alavés con tal destreza que hasta el circunspecto Marcelino parecía Morata en el banquillo. El narrador ilusionado explicó que el fútbol es previsible, pero lo que pasaba en el campo era extraordinario. Ser feliz y decirlo no está prohibido en radio. Ni en el fútbol.

La cruz del Espanyol

La otra cara de la moneda estuvo en Sevilla donde el siempre templado Carlos Marañón, que comenta con ojo de cine los partidos del Espanyol, bajó de su tono neutro para declarar su melancolía ante la racanería del equipo que fue de su glorioso padre. El Espanyol tenía un portero, Pau, que está en la frontera de ser del Betis y fue tan irregular en el marco de su equipo aún vigente que desató en las casas y en la radio la sensación de que iba a ser vilipendiado por su flojera. Mi impresión es que el Betis del sábado era imbatible: fútbol nítido, al primer toque, suficiencia, belleza incluso.

Tragos irregulares

La Real indecisa se deja los puntos que se lleva el Getafe. La UD Las Palmas empata (¿para nada?) con el Depor que también zozobra. ¿Para nada también? Me fijé en las alegrías: la UD apesadumbrada tras el empate, Seedorf feliz de haberlo logrado. El Levante levanta cabeza. Ya quedan pocas copas de vino que celebrar abajo, mientras que en las líneas superiores de la tabla ya está el pescado en manos de lo que pase en la Champions. LaLiga no aburre aunque el panorama parezca quieto. El fútbol es previsible, dice Morata. Los que sufrimos aunque vayamos ganando sabemos que lo dice porque estaba feliz.

El fútbol sureño

Lo que está imparable es el fútbol de mujeres. Relaño reclamaba aquí ayer que el Madrid, tan masculino, se fije en esa ola imparable, que disfrutamos en el sur de Tenerife con un equipo bien alineado, documentado y grande, el Granadilla. Va en muy buena posición y ahora le asalta una voluntad, la de asociarse con el Tenerife, para hacer un frente común en el futuro. Me lo cuentan con tanta pasión, y con tal ilusión, que me parece que hablan de un proyecto que arrasará tarde o temprano al fútbol de la testosterona. Juega el Granadilla al lado de mi casa; estoy feliz, como Morata, escuchando su juego.

Aspiración femenina

Ahora el Granadilla celebra “un empate de prestigio”, dicen ellas, ante el Valencia, y espera dominar pronto al Atlético. Su objetivo es ser más potente (con esa alianza con el Tenerife), y si le gana al Atlético y al Barça…, pues celebrará la felicidad o la gloria de dejar el cuarto puesto. En el lado de la Liga de los hombres, el Atlético rozó en Vila-real la esperanza de seguir inquietando al Barça, pero también juega Asenjo. A Valverde lo están dejando solo arriba. Y ahora la única duda es cuántos meterá Cristiano. El gol es la clave, por eso los canta con tanta potencia Pedro Morata.