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El baile interrumpido

Tras el segundo gol del Barcelona, su autor, Lionel Messi, ensayó un baile de hombros dedicado a alguien que estaba en la grada. Desde mi ignorancia interpreté como una adivinanza que la persona a la que estaba destinado ese ensayo insólito en un jugador tan sobrio era su vecino y amigo Luis Suárez, fuera del campo por haber sido reiterativo en sus amarillas. Después ya Messi fue el futbolista circunspecto de siempre, obligado durante la primera parte, más por instinto que por convicción, a ser el mejor, y más activo, de su equipo.

Pero ahí se acabó el baile. Luego el Barça y Messi hicieron la siesta que se habían perdido, pero el Athletic, dispuesto en el campo como para el sacrificio, no acabó de sacudirse, de modo que se fueron los azulgrana con dos jugadores contentos con sus goles, Alcácer y Messi, y con otros tres puntos en la bolsa con la que el Barça llega a la primavera. Por delante queda una competición, pero parece que ya no es ésta.