Iñigo Corral

Una oportunidad al rugby

Una touche ganada a dos manos, un maul que avanza y siete fases seguidas con el balón en las manos. La cosa pinta bien. Un medio melé que decide invertir el juego, un apertura que hace un salto de dos jugadores y un oval que llega a las manos de un pilier en posición de ala. Huele a ensayo. El balón toca la línea blanca. Hay que frotarse los ojos y ver la repetición de la jugada para poder creérselo. Son los primeros cinco puntos de España contra Rumanía, aunque esta narración parece más propia de una marca de Malcolm Marx (Lions) o de Dane Coles (Hurricanes) con sus equipos. A los que peinan canas también les vendrá a la memoria el nombre del irlandés Keith Wood.

Pero en el rugby los partidos no sólo se ganan con ensayos, transformaciones, golpes de castigo o drops. Dicen los primeras líneas que la primera melé del encuentro sirve para marcar territorio. Hay un antiguo vídeo en YouTube en el que aparece Javier Díaz Paternain introduciendo un balón en la melé y viendo con impotencia cómo ocho italianos arrastraban a los Leones y recuperaban el balón. Eso ya es historia.

La arenga de Jaime Nava antes del choque fue una declaración de intenciones. Una especie de profecía. Los rumanos tenían que saber que les iba a costar sangre, sudor y lágrimas avanzar un solo metro. Así fue. Minuto 25 de la primera parte. Expulsión temporal de Ascarat y un golpe de castigo a cinco metros de la línea de marca. Un vascofrancés, un catalán y un andaluz forman la primera línea. 344 kilos de peso y toneladas de coraje. Cogidos con fuerza y con los tacos bien clavados en la hierba resistieron junto a sus otros cinco compañeros más de tres minutos sin retroceder.

La ilusión de ir otra vez a un Mundial y de difundir los valores del rugby es una asignatura pendiente. Parafraseando a John Lennon, aquí dejo mi deseo: “Dad al rugby una oportunidad”. La presencia mañana del Rey en la Ciudad Universitaria ayuda, y mucho, lo mismo que las Leonas vuelvan a ser campeonas de Europa. Enhorabuena.