Agarrarse a la fe de Seedorf
Llega el Deportivo a Montilivi para verse las caras con un Girona que mira a Europa, un equipo paradigma del trabajo bien hecho. 40 puntazos, cinco victorias consecutivas en su casa sin encajar ni un gol. Enfrente un Depor penúltimo que lleva doce jornadas sin ganar, a dos de su peor racha histórica. Un gol en los últimos seis partidos, y marcado en propia puerta por Dmitrovic por mucho que Jaime Latre se lo diese a Andone. La nave catalana la manda Machín, un discípulo de Lotina que lleva cinco campañas seguidas en el club. En ese tiempo han desfilado por el banquillo coruñés siete entrenadores distintos, tres esta misma temporada. El Girona tiene una idea de juego fija, tan trabajada como efectiva. Seedorf, en su sexto partido, utilizará el cuarto sistema en busca del primer triunfo.
Y por extraño que parezca lo que le queda al Depor es agarrarse a la fe del holandés. Desborda un desmesurado optimismo que contrasta con la crítica situación. El gol al Eibar, único de su etapa, lo ve como llave a los que sin duda lloverán. Los gruesos errores de Albentosa o Koval no le angustian porque son fáciles de detectar. Hay quien incluso cree que es una pose, un mensaje en público que poco tiene que ver con la realidad. Yo pienso que no, que realmente cree y que eso es lo que transmite a un vestuario en el que hay calidad pero falta convicción y concentración. Hoy, por tercer partido seguido, los coruñeses abrirán la jornada con la opción de dormir fuera del descenso si ganan. Una noche feliz tras mil tormentos para acompañar la fe con hechos. Y dicen que a la tercera va la vencida. Dicen...