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La redefinición de los cuatro centrocampistas

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En el eje. No fue un elogio intrascendente. Simeone alabó ayer la decisión de Valverde de reordenar al Barcelona en torno a cuatro centrocampistas tras la marcha de Neymar. Los cuatro medios que también acostumbran a definir al Atlético. El otro clásico del Camp Nou enfrentará, salvo sorpresa mayúscula, a dos equipos organizados bajo un 4-4-2 con la voluntad de encontrar superioridades por dentro al hilo de Messi y Griezmann. Al técnico argentino también le agrada emplear esta distribución táctica, al menos, en compromisos de alto voltaje. Barcelona y Atlético no son tan diferentes como puede parecer en cuanto a su idea general, aunque la relación con el balón les distingue el uno del otro.

Mirada atrás. Valverde regresó al punto de partida y devolvió el balón a los centrocampistas. Durante las tres últimas temporadas habían sido Jordi Alba, Piqué y Umtiti los jugadores que más pases de media daban por partido. Este curso Busquets ha tomado el liderazgo en este registro (79 pases por choque). Una estadística sintomática de la reactivación de la medular del Barcelona. Valverde ha acercado a Rakitic y a Busquets. La presencia del croata en el medio se resume para el Barcelona en un mayor control y capacidad de asociación. Promedia 67 pases por encuentro. Su cifra más alta databa de la primera temporada (sólo 52 entregas). La relevancia de Rakitic se puso de manifiesto ante Las Palmas. Fue suplente y el volumen de juego del Barça se resintió. Con Busquets, dado el inútil esfuerzo de Paulinho, no le alcanzó para dominar el carril central. Rakitic estará de vuelta para imponer, junto a Busquets e Iniesta, un ritmo alto en los desplazamientos.

Otra filosofía. El trato de los cuatro centrocampistas del Atlético (Saúl, Gabi, Thomas y Koke) con el juego no otorga tanta importancia al balón. El Atlético apenas tuvo el 40% de posesión ante el Sevilla. Saúl y Koke parten en banda, pero son un apoyo constante en el medio. La pretensión rojiblanca consiste en hacerse fuerte en zonas interiores, clausurar las líneas de pase al rival y salir después en transiciones rápidas y a pocos toques. El primer gol de Griezmann al Leganés, a pase de Koke, representa de forma fiel este objetivo. El acoso tras pérdida es uno de los elementos claves de su propuesta y también de la del Barça. La presión alta de los de Valverde pertenece a los cuatro centrocampistas y es origen de su evolución de este curso.

Bloques sin balón. Valverde plantea diferentes escalones que facilitan la recuperación. Suárez, Messi y uno de los interiores son los primeros que aprietan. Los laterales avanzan hasta la altura de los centrocampistas restantes. Busquets y Rakitic, decisivos en el desarrollo positivo de la presión, son los que saltan líneas. Su anticipación es la mejor arma azulgrana. Asimismo, el Barça puede proponer situaciones que invitan al balón largo de los centrales como hizo en el Wanda Metropolitano. Retrasaba el bloque en un 4-1-3-2 y permitía el juego directo de los de Simeone. El Atleti, a través del 4-4-2, también intenta presionar arriba. Paso adelante de Gabi y Thomas y basculación de Saúl o Koke para acortar los espacios. Su propósito será obstruir a Busquets y anular los triángulos del Barça. Si no lo logra, el Atleti replegará en campo propio. Siempre en 4-4-2 y con los centrocampistas marcando la pauta. Como sucede en el Barça.