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El Depor regresa a la nada

El Depor se desangra en su lento pero seguro camino hacia Segunda. El equipo había dado ligeras señales de vida ante el Espanyol, pero como ocurrió otras veces esta temporada todo fue un espejismo. Los errores, tan habituales este curso, comenzaron ya en el banquillo. La idea de colocar a Mosquera de mediapunta no tiene sentido, y mucho menos si le añades a Krohn-Dehli en el doble pivote. La contribución del danés se limitó a perder el balón que dio lugar al 2-0; nada más. Y pudo quedar en mayor evidencia de no ser por Muntari, multiplicado en la destrucción y construcción del juego. El ghanés debutaba de titular diez meses después de jugar su último partido y viendo el rendimiento de sus compañeros y el suyo se habrá preguntado, ¿pero qué hacía yo en el paro?

La mejoría defensiva de la era Seedorf se diluyó en cuatro minutos. Desastre en el primer gol, imperdonable falta de concentración en segundo cuando ya irse al descanso perdiendo era suficiente lastre. Para rematarlo, esperpento de Bóveda en el tercero. A esta incapacidad en defensa se une una nulidad ofensiva de un equipo que no remató entre los tres palos hasta ¡el minuto 80! Ya van cinco partidos en blanco, cuatro de ellos con el holandés. Es difícil de entender que cuando decides sustituir a Krohn-Dehli tras el descanso saques a Borges mientras Çolak sigue comiendo pipas en el banquillo. Es complicado de entender que Sidnei, el mejor central de largo del Depor, no juegue. Es difícil de entender a qué juega Lucas. Realmente, no entiendo nada.