Ser felices para jugar bien

"Todos los jugadores deben ser felices para jugar bien". Así resumió Thomas Heurtel, base del Barcelona, el secreto para que los azulgranas lograsen después de cinco años volver a ganar la Copa del Rey. Un triunfo logrado a base de sacrificio ante un Real Madrid, que perdiendo de 18 puntos (40-58, m. 26), sacó su batería exterior, tiro de garra para incluso y, siendo imparciales, poder forzar la prórroga si con apenas un segundo para el final, se hubiese pitado una clara falta de Claver a Taylor bajo el tablero catalán.

Pero siendo también justos, el equipo de Svetislav Pesic mereció el título. Especialmente por el milagro que el técnico serbio ha logrado en este equipo en apenas una semana. Su veteranía le ha enseñado que con la defensa se ganan títulos y que los jugadores deben creer en ellos. Dentro de su estricta disciplina, les deja jugar libres y esto les hace importantes en la pista.

En la final también hubo otra clave: el rebote, con 39 para el Barça (13 ofensivos) por 23 del Real Madrid. Y también que en el juego interior, sin Seraphin, Tomic, Oriola y Claver sumaron 33 puntos, mientras que Távares, Randolph, Ayón y Reyes solo pudieron conseguir 10. Volviendo a Pesic, hay que señalar que ha devuelto la esperanza al proyecto azulgrana: ha logrado, quince años después, el mismo primer título que alzó en su primera etapa. Grande.