Hugo González deslumbra en las piscinas americanas
Apenas seis meses después de ingresar en la Universidad de Auburn (Alabama), el nadador español Hugo González se ha erigido en una estrella del extremadamente competitivo circuito universitario y en un probable recolector de medallas en los Juegos de Tokio 2020. González (Palma de Mallorca, 1999) acreditó ayer, en el campeonato de la Southern Eastern Conference (SEC), su impresionante progresión en las pequeñas piscinas de 25 yardas. Con un registro de 3.35.76 minutos, ganó la final de 400 estilos y logró la tercera mejor marca de todos los tiempos. Sólo le precede el formidable Chase Kalisz, campeón mundial de 200 y 400 metros estilos en el pasado Mundial de Budapest, que durante su etapa en la Universidad de Georgia consiguió las dos mejores marcas de la historia: 3.33.42, en 2017, y 3.34.50, en 2014.
El tiempo de Hugo González alcanza un impacto aún mayor por su juventud. Nunca un nadador de primer año universitario (freshman) ha logrado marcas de este calibre. No sería extraño una mejora de sus registros en los nacionales universitarios, a finales de marzo, donde todas las jóvenes estrellas defienden el prestigio de sus universidades en una frenética semana de pruebas. Será el momento para que figuras de la magnitud de Caeleb Dressel (Universidad de Florida), ganador de siete medallas de oro en Budapest, Ryan Held (North Carolina State), Blake Pieroni (Indiana), Joseph Schooling (Texas) o Townley Haas (Texas) -todos ellos campeones olímpicos en Río 2016- ofrezcan su mejor repertorio.
Hugo González había progresado a toda máquina por el ranking universitario, pero tenía que confirmar su potencial en la primera gran cita de la temporada, el campeonato de la SEC. El jueves logró una proeza que pasó casi inadvertida: fue segundo en la final de 200 estilos, dominada por Caeleb Dressel, autor de un sensacional récord universitario (1.38.13). El español registró la novena mejor marca de siempre (1.40.67), pero el estallido de Dressel, el seguro sucesor de Michael Phelps, eclipsó lo demás. Ayer el foco estuvo puesto en González.
El nadador español se midió a rivales de primera fila mundial, entre otros el británico Mark Szaranek (Florida), el brasileño Brandonn Almeida -cuarto en los Mundiales de Budapest- y el estadounidense Jay Litherland, finalista olímpico en los Juegos de Río. Aunque Szaranek le apretó desde el principio de la prueba, Hugo González dominó de punta a punta, con la clase de autoridad que le convertirá en una de las grandes referencias de la natación mundial. Hoy participará en su tercera y última prueba, los 200 espalda, su competición favorita durante su extraordinaria trayectoria junior, finalizada el pasado año con tres victorias en el Mundial junior de Indianápolis: 100 espalda, 200 espalda y 400 metros estilos.
Su ingreso en la Universidad de Auburn se produjo después de una temporada de controversias con los principales responsables técnicos de la Federación Española de Natación, Albert Tubella y Fred Vergnoux. El nadador discrepó en varias ocasiones de las decisiones federativas, en medio de una polémica que ahora parece detenida por la distancia. González, estudiante de ingeniería, decidió integrarse en uno de los equipos más prestigiosos del circuito universitario, con el valor añadido de la presencia del entrenador español Sergi López, uno de los grandes gurús de la natación.
Sergi López, medallista de bronce en los 200 braza de los Juegos de Seúl 1988, adiestró a Caeleb Dressel y Joseph Schooling en su etapa preuniversitaria en la academia Bolles de Florida. Después de dirigir con éxito al equipo olímpico de Singapur -Schooling ganó el oro en el 100 mariposa de Río-, el técnico español, afincado en Estados Unidos desde hace más de 30 años, se unió al equipo que encabeza el australiano Brett Hawke en Auburn. Su presencia ha beneficiado la transición de Hugo González, sometido a las dudas que en los últimos años han generado los discretos resultados de los españoles que eligieron la ruta universitaria estadounidense. Las marcas de González indican lo contrario. En su primer año es una estrella que derriba o se acerca a los tiempos de algunos de los mejores nadadores de la historia.