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El guirigay de la Copa: Wanda, Bernabéu, Pizjuán, Mestalla...

La final de la Copa del Rey vuelve a ser un guirigay, como cada año. Lo es semanas antes del partido en sí por todo lo que deriva de la elección del estadio, lo será de nuevo (aunque me gustaría equivocarme) por algún hilo extradeportivo cuando los dos equipos estén ya sobre el césped y suene el himno. No me entra en la cabeza que una fiesta así cree conflicto eternamente. Lo extradeportivo escapa al fútbol, eso que quede claro, pero la decisión sobre cuál es el escenario, no. Para la edición de este año, que se juega el 21 de abril, el elegido debería ser el Wanda Metropolitano. Una joya así debe lucirse y qué mejor ocasión que la Copa.

Más a futuro, sería recomendable que ese mismo estadio se convirtiera en el hogar fijo de la final, al estilo de Wembley en Inglaterra. Antes de cada temporada se fija una fecha y ya está. Todos al Wanda, independientemente de qué equipos lleguen hasta ese pulso final por el título. Pero antes de ese debate, que requiere tranquilidad y tiempo, debemos resolver la final que tenemos de aquí a dos meses. El Barcelona vería con buenos ojos que fuera en el Bernabéu, por aquello de que el "campeones, campeones" resuena mejor allí que en el estadio del Atleti. Y el Sevilla quiere jugarla desde el sofá de su casa: o en el Pizjuán o en La Cartuja. Así cualquiera, pensará alguno. En ese tira y afloja incluso se cruzan invitados como el Valencia, que estaría dispuesto a vestir con sus mejores galas Mestalla si así se lo piden.

Reunión la próxima semana

Y, mientras, el Wanda Metropolitano aguarda paciente con la posibilidad de retrasar al lunes 23 de abril el Atlético-Betis y con su alfombra verde lista para la final copera del sábado 21 de abril. La próxima semana tendrá lugar la reunión entre la Federación y los dos finalistas. Confío en que las tres partes lleguen a ella con su mejor predisposición. Una fiesta no puede convertirse en un conflicto. Y llevamos ya muchos años en que viene siéndolo.