El gran valor de las pequeñas alegrías

La grandeza del derbi. Hay derbis con sol y viento, otros con lluvia y frío, todos ellos con ganadores y vencidos. Muchos se han jugado en Barcelona y otros ahora se disputan en Cornellà, incluso Espanyol y Barça se han medido en una final de Copa o en cualquier barra de bar cuando se juntan un perico y un culé. Da igual el decorado y el lugar, porque este es el derbi barcelonés por excelencia: uno no es de donde reside sino de donde procede. Puedes cambiar de casa pero no desprenderte de tus raíces. Y las del Espanyol son de Barcelona, sobre todo de Sarrià, de ese barrio por el que tanto transita Piqué.

Piqué y el fuego. El central fue el protagonista del partido, como no podía ser de otra manera. Abroncado en todo momento no se escondió y pudo ver la amarilla por una falta que no señaló el colegiado, quien se llevó aquel cántico de “árbitro, culé”, uno de los pocos que vertió la grada de Cornellà-El Prat, cívica y sentimental. Como la pancarta de la Grada Canito a este jugador, con un claro lema: “Honraste nuestra historia y nosotros tu memoria”. Se animó también la Juvenil (“repetiremos”). Pero todo eso duró hasta el gol de Piqué… Este lo celebró mandando callar a la gente de El Prat y hubo cinco minutos de cánticos y polémicas, reprimendas entre pericos y azulgrana. La cara B de los derbis.

Riqueza espiritual. Este derbi estuvo a punto de ser muy recordado en el Espanyol, en una temporada de desengaños, pero en la que se ha comprobado el gran valor de las pequeñas alegrías, como lo es haber anulado al Barcelona en dos ocasiones. Esa es la fuerza de la Maravillosa Minoría. El empate perico, en un campo encharcado, con un frío que recordaba las tardes de Montjuïc, con un gol de Gerard Moreno, el Tamudo moderno, no saca al Espanyol de pobre en LaLiga, pero le concede una riqueza espiritual que pocas veces logra en una temporada.

El minuto 21. Antes de empezar el duelo, Gerard recibió una placa junto a David López por los 100 partidos de pericos. Se la entregó un Chen que presenció un encuentro que estuvo a punto de dar la vuelta a China. Quique decidió castigar a Duarte y Hermoso, la última pareja de centrales, por lo que David regresó junto a Naldo al eje. El Espanyol recuperó su solidez el día más indicado, y eso que Coutinho, que regresaba a la que había sido su primera casa en España, estuvo a punto de marcar en el minuto 21 (al larguero). De hecho, el fue el primero en hacerlo en ese histórico minuto cuando era perico en 2012.

Fin del show. El derbi lo tuvo todo. De la calma de la primera parte se pasó a la hostilidad tras el 1-1 de Piqué, con un campo cada vez más impracticable, y unos decibelios que aumentaron tanto en el campo como en la grada. Al final, hasta Piqué tuvo que separar a Semedo que quería ir a buscar a Gerard por una dura entrada. El show acabó en silencio, con la lluvia aún cayendo sobre el césped de Cornellà-El Ptart tras una entretenida tarde de fútbol.