Pedaladas

Vamos a hablar de ciclismo, pedalada a pedalada. De sus gestas y de sus miserias. Desde mi experiencia como periodista en treinta grandes vueltas y en otras múltiples batallas...

Autor: Juan Gutiérrez

PEDALADAS

#Homenaje a un hombre bueno: el Museo de Julio Jiménez

Pedro Delgado le preguntó: “Julio, ¿durante tu carrera te has enfadado alguna vez con alguien?”. A lo que él respondió: “No, nunca… Ni he tenido motivo”.

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#Homenaje a un hombre bueno: el Museo de Julio Jiménez
JESÚS ÁLVAREZ ORIHUELA

Hace una semana pude compartir un momento muy especial con Julio Jiménez: la inauguración de El Museo de Aitana, una cafetería temática de ciclismo que acoge una exposición permanente sobre el 'Relojero de Ávila'. Durante los actos que acompañaron al estreno, pude comprobar el cariño que rodea a Julio por parte de sus paisanos y de otros ciclistas. Hay una razón principal que lo explica: Julio Jiménez es un hombre bueno.

Pedro Delgado le preguntó públicamente: “Julio, ¿durante tu carrera ciclista te has enfadado alguna vez con alguien?”. A lo que Jiménez respondió: “No, nunca… Ni he tenido motivo”. Pues claro que lo ha tenido. Durante esa misma charla, en el Auditorio de Bolaños de Calatrava, el propio Julio contó dos casos. Aquel día que pudo haber ganado el Tour de Francia de 1967, pero Fernando Manzaneque, que iba fugado, respondió “leches” cuando el director le mandó ralentizar el ritmo para esperarle. O aquella otra jornada en la que Raphael Geminiani no le permitió retirarse de una Vuelta a España, porque entonces no cobrarían el fijo de participación. “De no haber sido por aquello, ni me hubiera enterado de que había un fijo”, añadió el 'Relojero'.

Son sólo dos ejemplos, pero hay otros… Federico Martín Bahamontes también aparece como protagonista de alguno. Si Julio Jiménez hubiera tenido un poco más de malicia, seguramente habría obtenido más triunfos en su carrera deportiva y más dinero para el futuro. Pero Julio, don Julio, el tío Julio, es así. Un hombre bueno. Por eso todos le quieren.

El viernes pasado, a pesar de algunos achaques de salud, vi el brillo en sus ojos. Era feliz. Y unos días después, como parte de nuestro homenaje, escribí este reportaje en el diario AS:

El Museo del tío Julio