El regular es sobresaliente
Un partido malo del Barça en el que los clásicos, Iniesta, Rakitic, Suárez, Messi, fueron regulares. Esas individualidades garantizan la práctica, pero no afirman la ética del esfuerzo. No es suficiente para ganar a un equipo que va al Camp Nou a encender sus luces con honestidad.
Uno de esos regulares, Messi, se hizo sobresaliente cuando al partido lo mordía la desorganización del Barça. En el Barça ese orden nace en la seguridad de que la defensa responda a las necesidades del tridente, al que ahora se suma Iniesta. El albaceteño tiene en sus pies la historia de la estética del Barça: nunca falla, es una brújula. Y la defensa falló, no usó la brújula. Por ahí vino el gol y el inicio del desastre. Messi sobresalió y mandó a parar, como el comandante de alta graduación que es.
Parecía que Coutinho iba a maravillar al graderío, pero se rompió la organización, se desinfló el ánimo de conjunto y aquello fue el desbarajuste. Abelardo, que nació a la fama del fútbol en el Barça del Dream Team, disfrutó de momentos insólitos: el Alavés no sólo fue mejor que su rival, sino que lo desconcertó donde más duele, en el contraataque, una forma de humillar a los grandes que el equipo de Álava lleva ensayando con éxito. Pero estaba el sobresaliente que siempre sale. Con Iniesta, él fue el que desequilibró el partido.