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Hermoso el Leganés, feo el panorama del Espanyol

Fue el Leganés-Espanyol un partido de extremos. En buena medida, porque del absoluto dominio pepinero en la primera mitad se pasó a la iniciativa perica y, de golpe, a dos letales goles locales. Pero también fue de extremos porque así se comporta el autor de un empate que por momentos despertó del tedio al Espanyol: Marc Navarro. Titular por sorpresa en detrimento del capitán Javi López, que venía convenciendo las últimas jornadas, el canterano se fabricó un formidable gol con autopase y un derechazo que Cuéllar aún está buscando. Y tuvo el segundo en otra gran jugada individual. Premio para Navarro tras un doble derbi copero en que, salvo el feliz arrebato de Cornellà que terminó con su asistencia a Melendo, estuvo maniatado. Sin poder subir. Como muestra, a los cinco minutos del derbi de la ida, Quique lo abroncaba por haberse incorporado al ataque.

La bronca ahora reside en la afición. En cómo un equipo capaz de forzar que todo un Barça cerrase la eliminatoria en el córner deambula tres días después en una Liga que se le pone muy cuesta arriba. Ni el árbol de Navidad, con toda la artillería (Sergio, Baptistao y Gerard) funciona, marchito a las puertas de febrero. Tampoco los mecanismos defensivos, cuando más automatizados deberían estar. Hermoso desde luego no fue el día. Como la ola del feliz Butarque, surfea el Espanyol entre el hambre de la Copa y el desespero liguero.