Solo faltó otro ‘Melendazo’

Masoquismo. La ventaja del Espanyol se esfumó a los ocho minutos. Y a los 24 la eliminatoria perdió la tonalidad blanquiazul. Fue lo que tardaron el Barça y Messi en desenmarañar la defensa numantina que planteó Quique, emulando la estrategia de la ida. Pero lo que funciona una vez no tiene por qué funcionar siempre, y los pericos achicaron agua como pudieron, en un ejercicio de sacrificio encomiable, persiguiendo balones y sombras, sin un compañero por delante del balón para relacionarse. Quique fue supersticioso y quiso repetir los mismos hábitos que en el 1-0 de Cornellà. Solo faltó el gol de Melendo...

Por un tris. El Espanyol rozó la clasificación, se quedó a un latigazo. En la segunda mitad estiró líneas, siguió a merced del Barça, pero no bajó los brazos en ningún momento, con Sergio y Baptistao como refuerzos. Pau sacó dos balones que se colaban, nadie perdió la concentración e intensidad, y la delantera la tuvo. La grada del Camp Nou sintió el temblor en cada ataque perico... Un regocijo y un merito enorme, el hecho de tener a los azulgrana, con diez veces más presupuesto, pendiendo de un hilo durante 180 minutos.

La gran fiesta. Ambos equipos utilizaron sus armas, alejados de polémicas. Lo cierto es que los derbis recuperan una rivalidad que se quedó en el campo. Se pudo ver a Coutinho, que debutó ante su ex equipo y lo primero que recibió fue una falta de Víctor Sánchez (ambos llegaron juntos al Espanyol en enero de 2012), abrazarse con el delegado Calzón. Pau, que sorprendió de titular en lugar de Diego López, saludó a los jugadores azulgrana, mientras que Umtiti y Darder recordaron sus etapas en Francia. Solo la grada de animación azulgrana, con los insultos al Espanyol, y un altercado con unos aficionados pericos, le arrebataron la limpieza a este trepidante derbi. Una parte de las aficiones debería ponerse a la altura de los futbolistas.

Mágica Copa. La Copa es mágica por eliminatorias como esta. Porque el Leganés tumbó al Real Madrid, el Alavés se paró en los penaltis con el Valencia y el Espanyol ha sido el equipo que en más problemas ha puesto al Barcelona. Mucho tardarán los aficionados blanquiazules en olvidar esta semana de euforia, que incluso puso nervioso hasta Valverde, desquiciado con Mateu Lahoz y con los nervios de un partido al borde del colapso.

Capitalizar. Bien haría el Espanyol y su gente en capitalizar esta energía de los derbis y, a diferencia de hace dos temporadas, le sirvan para escalar en la Liga y no para desangrarse. Al Espanyol de esta noche le sobró alma pero le faltó cabeza, puso todo lo que tenía pero le lastró su mal de estas dos campañas con Quique: la precisión en los ataques. Pese a ello, la semana fue mágica.