Si nos meten seis goles saldrán los oportunistas”, dijo Setién en la previa. Casi acierta, porque fueron cinco y parece que se los olía el entrenador santanderino, que saltó al campo a pecho descubierto y alimentó la esperanza de su gente hasta después del descanso para luego ser aplastado por la realidad. A este Barça es difícil ganarle con valentía, y más cuando atrás haces tantas aguas: con la manita de ayer el Betis ha recibido 47 goles oficiales ya esta temporada. Una auténtica burrada para aspirar a nada serio.

La suerte es para los valientes, pero la sangre también. El Betis salió audaz y comprometido, con la esperanza de que la efectividad que exhibió otras veces le pusiera de cara el partido. Lo consiguió mientras aguantaron las piernas y permitió una combinación con la que Rakitic desató una goleada de las que duelen. Y aunque se compita. Quedan 18 partidos de Liga (en Copa hubo ridículo) y sigo pensando que Setién es lo mejor de este equipo. Eso da para tener sueños, pero me da que no para convertirlos en realidad.