Todavía hay que darle las gracias a Berizzo

El Sevilla da pena. A los suyos, claro, porque a los rivales no hace otra cosa que darles alegrías. En el césped y en los despachos, donde se gesta, o más bien perpetra, lo que se termina viendo sobre el terreno de juego. Dijo Castro que echar a un entrenador que tenía al equipo quinto por no jugar bien y no tener buenas sensaciones era "osado". Curiosamente, ese adjetivo había sido utilizado por Del Nido días antes en la Junta de Accionistas para explicar su proyecto, pero ésa es otra historia. El caso es que a la osadía de echar a Berizzo le siguió el esperpento de un casting por Italia y se culminó con el, hasta la fecha, calamitoso fichaje de Montella.

Monchi, de quien se dice se llevaba muy bien con la Prensa y por ello no se le criticaba el tener que acudir al mercado invernal, explicaba la dificultad de fichar de manera clara: "Tienes que ver a un futbolista en unas circunstancias y entorno determinado e imaginar que rendirá igual o mejor en tu equipo". Pues bien, ¿se hizo eso con Montella? ¿A qué equipos ha cogido a mitad de temporada y los ha relanzado? A ninguno. Lo de necesitar resultados por la vía de urgencia y fichar a un entrenador que no conoce el idioma ya hace rebosar el vaso. Ahora a fichar mucho y, como se ha visto en verano, probablemente caro y mal.

Fue osado echar a Berizzo, claro. Más osado es no agradecer al argentino los 29 puntos que alumbran al Sevilla y que, de momento, hacen que la permanencia no peligre.