El brillo del Villarreal es su condena
Han pasado cinco años desde que el Villarreal regresó a Primera. Siempre se clasificó para Europa y disputó dos semifinales (Liverpool y Barça). Sin embargo, algo le falta para dar ese salto de calidad que le permita de verdad incordiar a los grandes (a cuatro puntos del Real Madrid), jugar ya una final y alzar su primer título. Pero, sobre todo, le sobran disgustos: las lesiones están siendo una lacra y, lo peor, jugador que destaca, jugador que se marcha. El último, Bakambu. Para respiro de Varane. Mientras los equipos punteros se refuerzan en invierno, el Villarreal se ha acostumbrado a ir al mercado con urgencias para sobrevivir. Ante la salida del congoleño poco ha podido hacer. El Beijing Gouan paga su cláusula (40M€) y le dará 18 millones por año. Sin embargo…
El club debe replantearse el futuro. Si quiere parecerse al Sevilla, como dice, ha de fidelizar con sus relucientes cuentas a tres pilares. A todas las estrellas no las puede blindar, pero sí a su columna vertebral. Si convencieron a Bruno, todo es posible. En este lustro ingresó más de 100 millones de euros en ventas y se gastó unos 150. Ni es rata ni prioriza el negocio. Pero se fueron Bailly, Giovani, Gerard, Musacchio, Pato y Soldado…, y se irá en verano Rodri. El ejemplo de que hasta proyectos brillantes como éste son mejorables es que el Valencia, rival directo, vuela con tres ex: Marcelino, Gabriel y Vietto. Así, tras el palo ante el Lega, Ünal (cedido al Levante y repescado) podría acompañar a Bacca en el Bernabéu. Y en el futuro lo hará Roger, un melón por abrir que viene de China…