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Un fichaje para no engañar al socio

Dos cosas sabemos seguro respecto a la llegada de Coutinho. Que es un jugador que el Barça necesitaba y que ha costado una pasta gansa. Una cosa no es incompatible con la otra. Coutinho es un fichaje estratégico que antes o después tenía que acometerse. Los años pasan para todos menos para Kirk Douglas. Iniesta no es Kirk Douglas y su trascendencia en el juego del Barça ha entrado en una relación inversamente proporcional a los minutos que juegue. Cuanto menos partidos de relleno juegue Andrés, más rendirá en los días señalados. No nos engañemos, llegará un día en el que se tendrá que buscar un sustituto a Iniesta que, a día de hoy, no está en la cantera del Barça. Y lo más parecido a un Iniesta es un Coutinho, y si Coutinho está a tiro, nada mejor que fichar al Coutinho que viste y calza. Es un fichaje estratégico de largo recorrido, no un salvavidas de urgencia.

Por eso, no hubiera estado de más que el traspaso se hiciera sin misterios, porque las contradicciones vienen de marca. Hace cuatro meses se hacían los finos en el palco diciendo que un dispendio como este “ponía en riesgo la viabilidad económica del club”. Ahora, tras echar a las vías del tren a los que defendieron en su día al club, toca decir que no pasa nada y que todo está controlado…pero sin dar las cifras del fichaje. El socio es suficientemente adulto para entender que se tenia que fichar. Ahora y en agosto.