El adiós de Kepa Arrizabalaga
De Lezama. El Athletic es un club que se alimenta del sentido de pertenencia, de Lezama, del amor por la camiseta. El romanticismo sigue funcionando, cada vez peor pero va tirando. Uno de los días más bonitos en San Mamés es cuando se entrega el ‘One club man’, se premia a aquellos jugadores que dedicaron toda su carrera al mismo club. Ovaciones en pie a Maldini, Maier o Le Tissier. La fidelidad deportiva. Al seguidor del Athletic le entra mucho antes por el ojo el chaval que promete de Lezama que el rumor de fichar a no se quién. “En Lezama dicen que viene bueno...” Habrá que admitir que hay jugadores que se enamoran del Athletic y otros que no lo hacen. Y no pasa nada. Ejemplo de lo primero es Aduriz al que echaron dos veces de Lezama y siempre que pudo volvió. Después están los que pudiendo salir a equipos con postín internacional se quedan, compensados con sueldos fuera de mercado que el Athletic no tiene más remedio que pagar. Los hay. Como cualquier profesional, nos ha fastidiado. Desde fuera, se meten en el mismo saco las marchas de Javi Martínez, Ander Herrera, Llorente o la posible de Kepa. No. La más triste para Lezama es la del portero, un chaval vizcaino, formado desde niño en la cantera, con un plan para triunfar. Su adiós es un fracaso. Va a la línea de flotación de lo que es el Athletic. Como no se quién ha tenido la culpa, me callo. Kepa está en el derecho de partir, faltaría más. Tan respetable como el hecho de que renovara. Harina de otro costal es su estrategia para salir del foco mediático en los últimos días. Porterazo que se lleva el Madrid.
Paulinho, un fijo. Supongo que se acuerdan de los memes, vaciles y carcajadas generadas a raíz del fichaje de Paulinho por el Barça. Se criticó su edad (29), que llegara de la liga china y la cantidad del traspaso, 40 millones. Hoy es un titularísimo que diría Pellegrini en el once de Valverde. Que al final, si analizamos por piezas, ha cambiado a Neymar por Paulinho. Ni más ni menos. Paulinho cuenta desde el primer día con el respaldo de Messi y Suárez. Ha marcado seis goles, juega mucho más cerca del punta que del ancla. Valverde sabía que era vital darle solidez al equipo en el primer tramo de la temporada. Con Dembélé en vía de recuperación y con la posible llegada de Coutinho habrá evolución. Será otra cosa, ganar en brillantez sin perder rigor defensivo.
El reto de Marcelino. Entiendo la rabia del Cholo por tener que soltar a Vietto. Al fin y al cabo ha sido uno de sus ojitos derecho, le tuvo fe desde que lo hizo debutar con 17 años en Racing de Avellaneda. Cuando pudo se lo sacó al Villarreal por 20 millones. En el Atlético no la ha olido, no ha sido por falta de oportunidades. Ahora Vietto vuelve a estar a las órdenes del hombre que más chispa le sacó de largo. Vuelve con Marcelino, con él en el Submarino firmó veinte goles y once asistencias. Una avispa en el 4-4-2. ¿Podrá conseguir Marcelino la mejor versión de Vietto?