La inteligencia de Valverde

Era un partido de Copa con uno de sus pocos verdugos de LaLiga. Y Ernesto Valverde hizo de nuevo un planteamiento adecuado, un traje perfecto para el adversario conocido. Un equipo diezmado, enriquecido con la aún dubitativa artesanía de Dembelé, que ha tardado "tres messi" en incorporarse, como un lapsu linguae hizo decir en Carrusel. Y una defensa que sólo tuvo un lunar, por el que entró el gol de Pione Sisto. Equipo de circunstancias que decidió salir indemne de campo ajeno para resolver, si se puede, en el propio campo. Delante, un Celta con ganas de vencer, que no es poca cosa para intentar ganar. Con todos sus efectivos. El Barça hizo que el ciclón atlántico se quedara boquiabierto cuando Arnáiz puso la suerte de su lado. El resultado global refleja, otra vez, la inteligencia de Valverde, que, como hizo en Madrid, en la primera parte estudia y en la segunda actúa. No hubo más goles, pero quedaron patentes esos destellos de inteligencia.