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LA PIZARRA TÁCTICA

La salida en 4-1-3-1-1 de Valverde

Mejor organización del Barça en la construcción desde atrás con Valverde. La iniciación de la jugada del Madrid es más vertical. Claves Modric y Kroos.

Los triángulos de Valverde

El Barcelona ha experimentado un desarrollo táctico y un cambio de dibujo con Valverde que ha corregido los defectos visibles que sufrió el curso pasado en la gestación de la jugada. El paso genérico del 4-3-3 al 4-4-2 o 4-2-3-1 ha templado su conducta con balón y ha clarificado su idea de juego. Con Busquets como primera referencia, se articula bajo un 4-1-3-1-1 en fase inicial. Los jugadores se escalonan y se relacionan en pequeños triángulos que facilitan los pases. La inclusión de un centrocampista más y las ayudas de Messi resultan elementales en este contexto. El Barça suele orientar su partida por el flanco derecho con Piqué, Sergi Roberto y Rakitic para encontrar a Messi y buscar después la superioridad en el lado izquierdo. El Madrid desencajó en la vuelta de la Supercopa al conjunto de Valverde, que aquella noche dispuso un 3-5-2, con un régimen de presión en el que se implicó hasta Benzema. Bloque alto, cerco sobre Busquets y recuperación rápida.

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Peso de los interiores

La evolución del Madrid acabó por asemejar su propuesta a la del Barcelona, aunque se aprecian matices diferentes en la construcción de la jugada. La salida madridista es más vertical y pretende saltar líneas en menos tiempo (promedia 35 pases menos que su rival en los primeros 30 metros). En el 4-4-2 en rombo de Zidane, los interiores (Modric y Kroos) lideran la zona de creación. El alemán forma un eje con Ramos y Casemiro sobre el que se consolida la primera transición de ataque.

A los lados de Busquets

Isco también se retrasa para dotar de fluidez al Madrid, pero su principal aportación asoma cuando se convierte en un jugador decisivo entre líneas. El Clásico le puede proporcionar un rol capital si logra interpretar los espacios que se generan a los lados de Busquets, que no puede llegar como es lógico a todos los sitios. Paulinho se proyecta hacia delante y él queda demasiado desprotegido como pivote único. Benzema y Cristiano también se intercalan en esos territorios y se ofrecen como receptores.

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Acoso tras pérdida

El nuevo diseño táctico de Valverde ha reformulado el concepto de presión en el Barça que parecía haber quedado en el olvido. El estrechamiento de las distancias entre jugadores y su posicionamiento sobre el terreno de juego le permite robar en campo rival. La primera parte de Mestalla fue una exhibición de eficacia en este registro. Dos líneas de siete hombres en total, con Busquets como pieza clave por detrás en el achique de espacios, y continuos dos contra uno y hasta tres contra uno. Máxima agresividad de Luis Suárez, Paulinho, los interiores (Rakitic e Iniesta) y de Jordi Alba y Sergi Roberto.

Carriles abiertos

El Madrid puede encontrar amplitud y una vía de escape en las bandas ante el habitual hostigamiento sin balón del Barcelona. El avance de Carvajal y Marcelo siempre causó dificultades al engranaje culé. Más importancia tiene el lateral derecho en la iniciación de la jugada (nueve pases más que el brasileño). Iniesta y Rakitic, con la primera ayuda de Luis Suárez, basculan para interrumpir a los laterales.

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Determinante Messi

La mejora en la salida de balón del Barcelona no tendría sentido sin el desequilibrio que ofrece Messi después. Sus rupturas en conducción y sus asociaciones cercanas en el último tercio del campo con los centrocampistas, Luis Suárez y Jordi Alba protagonizan los ataques azulgrana. Forma un vínculo exitoso y prolífico con el uruguayo y el lateral izquierdo, sus socios preferidos. Suárez fija y arrastra a los centrales rivales y Messi asiste para las apariciones de Alba por el carril izquierdo o en el área.

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Zonas intermedias

Messi se inserta entre la defensa y medular rival y desde ahí activa la ofensiva. La autoridad del argentino en esa posición enlaza con la debilidad del Madrid. Zidane impone un 4-1-3-2 en fase defensiva, quedando la espalda de Modric y Kroos descubierta si Casemiro no rectifica las ausencias de estos. Zidane redujo las vigilancias sobre Messi en el 2-3 de abril. Se espera un sistema de coberturas del Madrid, dirigido por Casemiro, para frenarle en lugar de un marcaje al hombre como el de Kovacic en la Supercopa.

Desajuste blanco. Hombre liberado

El Madrid combina momentos de presión alta con otros de repliegue medio. Esa indefinición le provoca ciertos desarreglos durante los partidos. Evidentes espacios entre líneas e intervalos de desconexión de gravedad. Suárez, Messi y Paulinho, al acecho de esas situaciones.

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Franja central. Vacío tras pérdida

Las transiciones ágiles del Barça incorporan a Paulinho, uno o los dos interiores (Iniesta y Rakitic) y un lateral en zona de finalización. Si hay error en la entrega, se abre todo el carril central para la réplica en contraataque del rival. Escenario problemático para Valverde.

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