Francesc Via

Chen, la hoja de reclamaciones

Tras votarse a sí mismo por unanimidad en la Junta de Accionistas, Chen compareció ayer. El presidente no dejó que la realidad le estropease el discurso de que el Espanyol sigue creciendo imparablemente, aunque sea hacia abajo. Volvió a insistir en la Champions, aunque esta vez no le puso fecha. Paciencia, la Gran Muralla tardó 22 siglos en completarse. Tras el brindis de rigor, se volvió a su tierra, sembrando entre el atónito respetable la duda de si sus empleados le toman el pelo a él o si, por contra, nos lo toma él a nosotros. Cheque en blanco para Quique. Cinco años para su Consejo. Todo va de maravilla aunque la grada opine lo contrario.

Venimos de una tradición populista que quizá tenia en cuenta en demasía las pasiones de la grada, excesos que están en el origen del agujero económico. Pero ahora entre el pueblo y el poder hay un cortocircuito tan evidente como peligroso, porque conduce a la desafección. Somos cada vez menos militantes y más clientes, como sentenció en su día José Manuel Lara, no sin reproches. Clientes de una empresa que ni ofrece un producto atractivo ni tiene en cuenta nuestras reclamaciones. Y cuando a uno en un sitio no le tratan bien, a veces ni se molesta en protestar. Sencillamente, no vuelve.