Mi confianza puesta en su ego

Peor que plantear un partido sin hacer ningún cambio respecto del anterior fracaso, haciendo caso omiso de la táctica del rival y con un juego inefable, una suerte de balonazos sin sentido y pelotazos en largo, que ya no puede verse sino en las categorías mas humildes del fútbol amateur, es practicar el trilerismo dialéctico en rueda de prensa, donde si algo se echó en falta fue una disculpa por ser capaz de hacer tan poco con el mayor presupuesto de la historia del club. Pero en lugar hacer lo que sí hicieron sus jugadores, Quique prefirió explicar oficialmente al mundo su abortada decisión de irse en verano. Lo hizo, sospecho, que para cambiar de tema, sin que nadie se lo preguntase explícitamente y como admitiendo entre líneas que la cagó, pero que a lo hecho, pecho. Y eso que un tío importante siempre tiene cosas más importantes que hacer que clasificar a un club mediocre en tierra de nadie.

Tranquilos todos: Quique se queda. Para echarle va a hacer falta mucha guita, o que el público decida convertir el “Quique, vete ya” en un cántico habitual de las cada vez más desérticas gradas del estadio. Tengo puesta toda mi confianza en que si eso sucede su ego, monumental, seductor y alérgico a la mas mínima autocrítica, no lo resistirá.