Francesc Via

El caliente invierno de Lardín

A Lardín le espera un enero movidito. Entre los que queremos largar, los que no se querrán ir y los que nos querrán quitar, no habrá descanso. El primer día señalado en rojo en el calendario es la fecha de caducidad de la titularidad de Pau López. Si no hay firma, el primer partido de Liga de 2018, en Málaga, Diego López estará bajo los palos de La Rosaleda. Así debe ser y no es asunto fácil, pero lo que restaría legitimidad al director deportivo sería echarse atrás habiendo anunciado una decisión tan dura como justificada. No hay tradición en el club de ser tan tajantes y sentar a alguien que se niega a renovar. Han faltado determinación y agallas. Lardín sí que ha sido valiente en sus decisiones cuando comandaba el fútbol base, pero no es lo mismo abrirle la puerta a un cadete que sentar a un titular de Primera División.

La cuestión puede poner en tela de juicio los equilibrios internos que coexisten en el vestuario. Recordemos que los capitanes se han mojado por la continuidad de Pau. Por otra parte, en cambio, hay que entender las consecuencias de preponderar un criterio de club por encima del estricto interés deportivo. Algo que no debe gustar demasiado a Diego López, que puede preguntarse con razón si no juega porque otro entrena mejor, o porque hay un contrato a falta de firma. Veremos como transcurre el invierno.