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Jordi Alba emula a Marcelino y a Gordillo

De los 11 a los 16 años jugó de 9, de mediapunta, de segundo delantero y de 11 en la cantera del Barça. De alevín, infantil y cadete fue un delantero virguero y con gol. Pero como no estiró se tuvo que buscar la vida lejos de La Masía donde no siempre estuvieron bien vistos los bajitos. Se fue al Cornellà juvenil. No le desmotivó, como suele ocurrir, que le echaran de la cantera de un grande y le fichó el Valencia. Se fogueó cedido en el Nástic de Tarragona y volvió para triunfar en Mestalla y desde de la Ciudad del Turia se catapultó para un regreso triunfal al Camp Nou. 

Regresó a la Ciudad Condal como campeón de Europa con España en 2012, sin haber estirado y de lateral izquierdo. Y en el Barça se convirtió en un fijo como en La Roja. Sólo alguna racha de lesiones musculares y la última etapa de Luis Enrique le quitaron algo de protagonismo, pero cada vez que marca Messi el primero que llega a abrazar al astro de Rosario es él.

Para Del Bosque lo fue y para Lopetegui es imprescindible. Como el delantero que fue, parece haber entrado en racha goleadora. Marcó el sábado en Málaga ante Costa Rica y en San Petersburgo ante Rusia. Su gol a los rusos, de magnífico cabezazo, evocó al de Marcelino a Yashin en el 64 aunque el pase de Asensio le llegó desde la izquierda y Pereda (que no Amancio como salía en el NO-DO) centró a Marcelino desde la derecha. Hoy ha jugado con las medias algo bajadas. No tanto como Gordillo.