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El Madrid paga el desarme de su fastuosa segunda unidad

El Madrid había perdido más puntos de lo previsto en el comienzo de la Liga, pero habían sido concesiones discutidas. Casi siempre mereció mejor resultado. Pero en Girona salió derrotado con todos los pronunciamientos, un trastazo impensable pero facilitado por errores en todas las líneas y en casi todos los jugadores. Sólo Isco se resistió a la derrota. Su impresionante despliegue no conmovió a nadie del Real Madrid. El solitario esfuerzo de Isco fue insuficiente para detener el enérgico juego del Girona, que funcionó sin ningún complejo. Sus futbolistas convirtieron cada jugada en el asunto más importante de sus vidas. Para el Madrid, tanto entusiasmo y tanta convicción resultó excesivo.

La derrota fue merecida de punta a punta. Después de recibir el segundo gol, el Madrid permaneció inerme, sin la menor señal de su célebre capacidad de reacción a la adversidad. Dejó inédito a Bono, el inseguro portero del Girona, y terminó desquiciado, sin criterio para buscar el empate. Aunque los méritos del equipo catalán fueron incuestionables (más ocasiones de goles, más rigor táctico, mayor esfuerzo colectivo y grandes actuaciones de Maffeo, Pons, Portu y Stuani), la respuesta del Madrid fue decepcionante en todos los apartados.

Después de diez partidos, el Madrid ha perdido dos encuentros (Betis y Girona) y ha empatado otros dos: frente al Valencia y el Levante. Ha perdido el 33% de los puntos en disputa, la mitad de ellos ante rivales recién ascendidos, una concesión enorme que le coloca en la obligación de perseguir sin desmayo al Barça. El Madrid se encuentra al borde de una situación crítica. Queda un mundo por delante, pero no se puede permitir más errores.

La alineación dice mucho de un importante problema del Madrid. Jugó en Girona con los mismos titulares que se alinearán este miércoles contra el Tottenham en Wembley.

Esa reiteración apenas existió en la temporada anterior. El Madrid disponía de dos equipos sensacionales. El titular ganaba casi siempre. El conocido como segunda unidad ganaba igual y jugaba mejor. Varias de las mejores actuaciones del Madrid en los últimos años fueron protagonizadas por los habituales suplentes. Cualquier madridista recuerda las exhibiciones en Ipurua, El Molinón o Riazor, entre otros campos donde se demostró la categoría la plantilla, quizá la mejor en la historia del Real Madrid.

El equipo se enfrentó a los grandes desafíos europeos con los titulares descansados. La famosa segunda unidad les había limpiado el camino de una manera brillante. Algunos, especialmente Isco y Asensio, acumularon tantos méritos que la hinchada pidió a gritos la titularidad. Isco lo consiguió. Asensio, casi. El Madrid terminó la temporada con un doblete Liga-Copa de Europa que no recordaba desde el año 1958. Más que eso, pareció dispuesto a ejercer la clase de hegemonía futbolística (grandes resultados y un juego extraordinario) que correspondió al Barça anteriormente.

Sólo había una manera de romper el encanto: romper la plantilla. Esa extravagante posibilidad quedaba en manos del presidente y su exiguo núcleo de consejeros. Hicieron una cosa bien, detectar a los prometedores talentos españoles (Theo, Ceballos y compañía), pero cometieron un error de gran calado: traspasar, transferir o dar vía libre a Pepe (un central veterano pero vigente), Danilo, James (11 goles, 13 asistencias), Morata (20 goles) y Mariano, un delantero voraz que ahora confirma su apetito en el Olympique de Lyon. Excepto Pepe, con 34 años, todos los demás estaban entre los 24 y los 26 años, la edad perfecta.

Es posible que Achraf (18 años), Vallejo (20), Llorente (22), Theo (20), Ceballos (21), Mayoral (20) y el juvenil Vinicius (17 años y 45 millones de euros) se acrediten como figuras del fútbol, pero ahora mismo no están, ni de lejos, en condiciones de asumir las responsabilidades de sus fenomenales predecesores. De hecho, sólo Achraf jugó en Girona, y fue sustituido.

Es cierto que al Madrid le pesan las lesiones del indispensable Carvajal, de Kovacic y de Bale, pero en la temporada anterior se produjeron tantas o más lesiones. Cristiano, Benzema, Keylor, Varane, Sergio Ramos, Marcelo, Modric, Kroos, Casemiro y Bale atravesaron por periodos de baja que no significaron un contratiempo para el Madrid. Al contrario, impulsaron el fantástico rendimiento del resto de la plantilla, algo que ahora no ocurre. El Madrid tiene varios problemas enfrente, uno de ellos está claro: su plantilla es muy buena, pero peor que la de su deslumbrante edición anterior.