Y sentencia Paulinho

A este Barcelona (mejor: a este Valverde) lo auxilia la suerte que antes le estaba vedada. El Athletic trabajó tanto, el Barça fue tan poco equipo y tan poco estético, que parecía que en cualquier momento el azar favorable se le iba a volver en contra. Para colmo de incertidumbres, a Messi le dolía el otro corazón su pierna. Pero esa suerte que lo adorna ahora dispuso que el brasileño Paulinho concluyera el partido asaltando con un gol de los suyos, de última hora, la portería de Kepa. Un partido plano, pues, descargado de calidad y de acierto, frente a un Athletic que parecía estrenar el entusiasmo, se convirtió en una victoria gloriosa. No lo fue.

Fue un episodio más de este Barça que ahora depende, lo que son las cosas, del acierto de sus defensas (de Ter Stegen, de Umtiti) más que de la oportunidad y el acierto de sus delanteros, seco Luis Suárez, endebles los sustitutos del muy ausente Dembélé. Pero ganan. Este Valverde es mucho.