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RAÚL ROMOJARO

Sainz y Verstappen, el duelo del futuro

Fueron compañeros de equipo en Toro Rosso y estoy convencido de que están llamados a escribir en el futuro grandes páginas en la historia de este deporte.

La victoria de Hamilton en Austin le pone prácticamente en bandeja su cuarto título mundial de Fórmula 1. Me ha decepcionado Vettel, que parecía dispuesto a todo por complicarle las cosas al británico y, a la postre, no fue ni la sombra de un rival realmente serio, era el día para que el alemán demostrara con hechos de quería seguir vivo en el campeonato. Las matemáticas dicen que la temporada no está finiquitada, pero la superioridad del líder apunta en otro sentido. Pero al margen de este foco de atención inevitable, para mí los grandes protagonistas del GP de Estados Unidos han sido dos jóvenes suficientemente preparados: Max Verstappen y Carlos Sainz. Fueron compañeros de equipo en Toro Rosso y estoy convencido de que están llamados a escribir en el futuro grandes páginas en la historia de este deporte.

Al holandés le birlaron los comisarios una posición en el podio que era suya con todo merecimiento. No entiendo la sanción que le arrebató la tercera posición por rebasar en pocos centímetros los límites de la pista cuando peleaba por ganar una posición, por dar espectáculo, por encanar lo que debe ser un piloto de carreras valiente y decidido. En todo caso, me resulta indiferente que la burocracia pueda más que el deporte, su exhibición en Austin es patrimonio exclusivo de los tocados por la magia de un talento inconmensurable. Algo parecido se puede aplicar al español. Sainz estrenaba coche y equipo, soportaba la presión de ser el centro de las miradas y no se ha amedrentado durante todo el fin de semana. Su adelantamiento a Sergio Pérez es de esos para enmarcar, puede que sólo un detalle... pero un detalle de campeón. Ellos representan mejor que nadie a una generación de pilotos que tomará el relevo de quienes hoy copan los triunfos. Tiempo al tiempo.