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El Wanda pasa la prueba del Barça

Cuarto partido en el Wanda Metropolitano, este con el Barça como visitante, ahí es nada. Se trata de la primera salida del Barça desde el 1-O. Eso no se puede obviar. Pero tampoco se puede obviar que esta noche no están en discusión ni el modelo de Estado ni el 155 ni si Puigdemont dijo lo que unos dicen que dijo y otros dicen que no dijo. Están en discusión los puntos, que a ambos han de servir. Para el Atlético es la puesta de largo definitiva de su nuevo y precioso estadio. Este partido se va a ver mucho más que el del Chelsea. Sería una lástima que lanzara al mundo una imagen de país dividido, buena sólo para los separatistas, dicho sea de paso.

Así que me gustaron las discusiones de la víspera, por futboleras y por ende inofensivas. Alguien preguntó a Simeone por el césped, y el técnico atlético que está, como tanta gente, un poquito harto de los tiquismiquis del Barça en este aspecto, despejó la pregunta con un voleón al tercer anfiteatro: “Si vienes a comer a mi casa, el mantel, los platos y los vasos los pongo yo”, contestó con su reputada eficacia en el manejo del lenguaje. Valverde no se achicó: “Nos adaptaremos a la vajilla, a todo...”. Al final, ya sabemos todos, lo importante es el menú. Y ya veremos cuál de los dos cocineros, Simeone o Valverde, se luce en los fogones.

Las miradas se dirigen, claro, a Messi. Viene, por fin, coronado como héroe nacional argentino, lo único que le faltaba. Cansado, pero feliz. Ya no está a su lado Neymar, Luis Suárez tiene una rodilla que le da dolores de cabeza, pero Messi se basta, aun con sus intermitencias, para crear por sí solo un ataque consistente, sea con hierba alta y seca o corta y húmeda. A eso se va a enfrentar el Atlético, que también tiene de qué presumir. De portero, de Godín, que resiste ahí, de su medio campo tan canterano, de Griezmann, del emergente Correa, del efecto Torres... Un buen partido en un estupendo estadio. Lo demás debe discutirse fuera.