Donde hay Messi, hay esperanza
“Donde hay Messi, hay esperanza”. Hay que inspirarse para titular el artículo en la frase de Gary Lineker, que vivió casi con la misma pasión de muchos argentinos otra noche especial de Lionel Messi, ese genio de Rosario. Messi ha logrado 44 hat-tricks en su carrera, 39 con el Barça y cinco con la selección de Argentina. Pero seguramente no fue uno más. El fantasma de la eliminación le pasó por delante muy seriamente cuando Ecuador hizo el 1-0 en el primer minuto. Entonces Messi volvió a hacer lo que tantas veces. Coger la bandera de su país, levantarlo y dirigirse al cuarto mundial de su carrera, ese en el que no se puede esperar mucho más de Argentina, de momento, que su inspiración.
Messi levantó el partido en cinco minutos. Primero apoyado en uno de los pocos socios que le quedan, Ángel di María; 1-1. Luego, recurriendo a su habilidad para leer el error del rival y uno más ayudándose en un buen desmarque de Benedetto que le abrió ese pasillo que nadie ve como él. Messi ha marcado 49 goles en 49 partidos este año, ya ha llegado a los 60 goles con Argentina y es el máximo realizador de la historia en eliminatorias mundialistas de la zona sudamericana. Pese a haber llegado él solito, tal como está hoy, a dos finales de Copa América y una del Mundial, hay quien le reclama que para subirse al trono de mejor jugador de la historia debe ganar un Mundial. Un debate legítimo, pero algo baldío. Lo más brillante para Argentina lo dijo Lineker: donde hay Messi, hay esperanza.