Perú y la costumbre de sufrir
Brillante empate de Perú en la Bombonera ante Argentina, producto de un impecable orden defensivo coronado por una consagratoria actuación del portero Gallese. En las circunstancias que debia afrontar Gareca, con cuatro ausencias obligadas por suspensión, el resultado es aún más meritorio. No es, sin embargo, suficientemente tranquilizador para la selección peruana. Y es que si bien sacó un punto que para cualquiera es oro puro, el triunfo de Paraguay en Barranquilla complicó todo para todos. Menos claro, para Paraguay. Los guaraníes antes de esta fecha, prácticamente descartados, lograron, con el último aliento ante Colombia, ponerse en línea recta hacia Rusia si consigue vencer a Venezuela como local en su última presentación y se alinean resultados muy factibles.
Un desenlace inesperado que no permite a Perú recibir a la selección de Pekerman ya clasificada, sino por el contrario, que lo obliga a esperar a un equipo tan necesitado de la victoria como el peruano; pero que, ante la eventualidad de un empate, quedará de todas formas mejor ubicada que la blanquirroja. Todo se habría facilitado también si Ecuador concretaba ese empate que se rompió - también sobre la hora - con el gol de Alexis Sánchez que le devolvió la vida a Chile.
Esta vez, si bien Perú obtuvo un valioso punto, también es cierto que los otros resultados, a diferencia de la doble fecha anterior, no lo ayudan mucho y lo someten a más presión y sufrimiento. De todas formas, para Perú sufrir es un hábito que durante 36 años se hizo crónico. Esta vez en cambio, la selección peruana aprendió a sufrir para sumar, a apretar los dientes ante situaciones adversas y sumar buenos resultados de modo que, para seguir con la costumbre, esperamos que este martes sufra e igual rompa esa larga sequía mundialista.