La renovación de Pau López y las estrecheces de nuestro presupuesto deportivo plantean abiertamente la duda de si el Espanyol tiene algún modelo de escala salarial para su plantilla. Nuestros recursos no son infinitos, así que hay que meditar bien en dónde ponemos el dinero. Volviendo al ejemplo del portero: ¿Hemos pensado qué parte del presupuesto tenemos que destinar a cubrir la portería? ¿O cuánto podemos llegar a pagar por cada una de las posiciones del campo? ¿Sabemos cuánto hemos de destinar a un titular y cuánto a un suplente? Si lo hubiésemos hecho, ya tendríamos una respuesta absolutamente objetiva a la pregunta de si podemos permitirnos, o no, la renovación del guardameta. Y cuánto podemos destinar a su ficha. Si no cuadran las cantidades, no perdamos tiempo en negociar. Ni con Pau ni con nadie.

A todo esto, ¿es lógico que el jugador mejor pagado de la plantilla sea un portero? ¿No debería el Espanyol invertir en jugadores con mayor capacidad de marcar la diferencia? ¿Están bien repartidos los recursos existentes entre la columna vertebral de este equipo, que pasa por jugadores jóvenes con recorrido y raíces como David López y Gerard Moreno? No es ninguna tontería. Administrar bien los recursos es imprescindible para tener un vestuario sano y, sin duda, también la mejor manera de construir un equipo.