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El futbolista que quería ser el 4 y no el 10

Sergi. La primera noticia suya este verano fue su nombre. Sergi. Era un chico del B que iba a hacer la pretemporada con el primer equipo, con Simeone, Los Ángeles de San Rafael. Sergi de Sergio González, Madrid, 1995, un sustituto para Filipe Luis, el único futbolista sin recambio en el Atleti. Hasta Sergi. Lleva toda la vida en el Atleti, desde que apenas levantaba cinco palmos del suelo a ahora, a medio camino entre el primer equipo y el B. Explotó el año pasado, con Óscar Fernández.

Cedido hace dos al Rayo Majadahonda, el pasado, con el filial en Tercera, hizo suya la izquierda, sube y baja, iniciando juego, como ese espejo en el que siempre se ha mirado, ese ídolo, Filipe, que lo es desde el Depor; años ha. Sergi, zurdo cerrado, siempre fue defensa. O quiso serlo. Una anécdota de cuando llegó al Atleti lo cuenta: reparten camisetas en el equipo y le toca el dorsal 10, ese que siempre se piden casi todos, casi todos menos él, que busca al 4 y pide cambiarlo. Él es defensa. Ese es su número. En el primer partido de esta pretemporada ya lo demostró.

Toluca, altitud de casi 3.000 metros y Sergi que parece un veterano corriendo la banda izquierda del Atleti. Su personalidad fue de lo poco (bueno) que quedará del Atleti en ese partido. Volvió a hacerlo en la Audi Cup. Personalidad, futuro, carreras por la banda. Que era casi debutante sólo lo contaba el DNI, sobre el césped siempre corre con la seguridad de un veterano. Quizá se la dé la camiseta, la rojiblanca, esa que lleva vistiendo tantos años, desde crío. Tranquilo, familiar, tímido, ya se ha hecho un hueco en el primer equipo. Sergio González, lateral izquierdo. Apunten su nombre. Desde siempre le dicen Sergi.