Presentarse en el Bernabéu con cuatro delanteros, siendo seleccionador italiano, sólo tiene una definición: valentía. A Italia únicamente le valía ganar y el 4-2-4, hasta ayer, le había funcionado a Ventura. Sin embargo, el examen ante España fue un suspenso y se notó mucho, sobre todo en el primer tramo del partido, la ausencia de un mediocampista más. La Azzurra tuvo sus ocasiones, pero se encargó Isco de acabar con su ilusión: un lanzamiento de falta (quizás no imparable) y un chut desde fuera del área desequilibraron el enfrentamiento y dejaron a los italianos sin fuerzas. Es lo que tiene contar con campeones como el de Arroyo de la Miel.

Morata, ante sus excompañeros, hizo el golpe todavía más duro, pero Ventura prometió en la víspera que su proyecto táctico no dependía del resultado de ayer. Igual no se esperaba un 3-0.